Amores, desamores y como no morir en el proceso
Hablando de relaciones famosas que me recuerdan de la vez que a mi también me rompieron el corazón.
MacMaravillosa
5/8/20243 min read

Cuando me rompieron el corazón nadie se enteró. Mi corazón se rompió un jueves por la noche. Lloré toda la madrugada, lloré hasta que terminé durmiendo del cansancio de no entender cómo la misma persona que había tenido en mi cama infinidad de veces también había estado en más camas al mismo tiempo.
Todo sucedió muy rápido. Esa madrugada fue la más larga y dolorosa de mi vida.
A Cazzu también le rompieron el corazón, pero todos estuvimos en primera fila viendo como si fuera un torneo de tenis la pelota brincar de un lado a otro. Tratando de entender qué estaba pasando y por qué parecía que iba perdiendo. Parecía un juego completamente desigual de dos jugadores contra uno. Mientras veía esto, tenía ganas de pararlo todo y decir: “Señor árbitro, esto es una injusticia. Es imposible que ella pueda alcanzar la bola cuando son dos los que tiran. Una completa injusticia”.
Y entonces Cazzu nos dejó a todos callados. No solo nos aclaró que esto no era un torneo de tenis y que ella en definitiva no estaba jugando, sino que nos aclaró que se trataba de su vida, de su maternidad, de su corazón roto. Y tuvo la gracia de compartir su proceso con nosotras, todas las chicas que habíamos estado en primera fila gritando al árbitro —en este caso, los medios de comunicación— que esto era una injusticia.
Pero Cazzu no hizo esto desde una trinchera cualquiera. No fue con el mejor postor, ni al programa más visto de todo México, no fue con un extraño. Fue al podcast de La Joaqui, su amiga de años, la misma amiga que ella había sostenido cuando su relación se desplomó. Cazzu fue a un sitio rodeada de mujeres listas para dialogar, pero con la inteligencia para no convertir su vida en un chisme de lavadero.
¿Cómo se sale al mundo con la dignidad intacta después de un engaño?
Cazzu no solo salió a hablar del feminismo, de la maternidad y del dolor de superar un corazón roto. Salió a hablar de la importancia de dejar al otro irse cuando el amor se ha acabado.
Y de pronto recordé estar sentada en las escaleras de un edificio mientras todas las demás chicas estaban adentro tomando un curso acerca de la abundancia energética. Yo ni tenía abundancia energética, ni energía en general. Había llorado toda la madrugada y estaba rezándole a un santo inexistente para que el hombre que no solo me había engañado me eligiera. Nunca había sentido una incertidumbre más aguda y más horrible que la de ese sábado.
Había hablado con él y me había dicho que todo era una mentira, que él realmente no era un hombre infiel pero que estaba confundido. Y yo, en pepenadora de caricias, le había dicho que tomara su tiempo para elegir, que yo lo iba a esperar el sábado para hablar y para saber si me elegiría a mí.
Toma un montón de tiempo entender por qué el amor no se exige. Y escuchar a Cazzu decir: “Yo no soy un ser de apariencias y pues si él no quería estar, está bien”. Verla así, potra, sabia, tranquila, plantándose con toda la sabiduría de una mujer que ha vivido, llorado, amado, cogido, llegado al orgasmo, maternado, caminado en un mundo de hombres con la dignidad en la frente, me dejó sin palabras pero con una sensación de libertad en el alma.
No, no te quiero conmigo, porque no puedo concebir que el amor sea esto. En mi concepto del amor no se engaña, y si tú ahora me has engañado es porque no me amabas, y eso lo puedo entender. Ahora lo puedo entender.
Entender esto fue lo que me hizo no quedarme en esa relación y, al mismo tiempo, entender eso fue lo que me hizo irme a tiempo, antes de que esa rotura del corazón se extendiera a mis finanzas o a mi mundo físico. Sí, un corazón roto duele, pero cuando te quedas donde lo han roto, esa fragmentación alcanza partes que no sabías que estaban sobre la mesa: alcanza a tu familia, a tu economía, a tu trabajo.
Es por eso que los corazones rotos deben ser analizados y frenados a tiempo. Quedarte en un lugar donde te rompieron el corazón muchas veces es solo el principio de todas las demás cosas que pueden romperse.
Cazzu se fue y con ella muchas también nos fuimos. Ese fue el día que su música se convirtió en estandarte para decir, por sobre todo y por sobre todos: yo.
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